REFLEXIONES SOBRE LA JORNADA ESCOLAR

 

ENSAYO

 

 

La  idea actual del tiempo escolar se entiende como  una concepción objetiva y  burocrática del tiempo en la organización de las instituciones educativas y en la necesidad de una transformación para hacer realidad una educación democrática y una enseñanza comprensiva.

 

El problema del tiempo escolar  queda suspendido en la discusión del tipo de jornada y siempre se reflexiona en torno a las consecuencias y efectos secundarios que se producen en la toma de decisiones del tiempo, como determinante que condiciona los componentes curriculares, sin tener en cuenta la complejidad que rodea dicha toma de decisiones en torno al tiempo curricular

 

El debate debe superar la discusión horaria, analizando los beneficios y cambios en la dimensión temporal de la sociedad actual y sus efectos en la educación.

 

“Lo fundamental es hablar del tiempo de la escuela y no del calendario escolar que no tiene nada que ver con la jornada laboral profesoral”  Fernández Enguita.

 

El uso adecuado del tiempo escolar no se mide en lo que hace referencia a la jornada escolar, horas de sesenta minutos, sino la cuestión es como se aprovecha  el tiempo del calendario escolar, preguntémonos si la distribución horaria y de asignaturas es la adecuada; preocupémonos de las consecuencias de la excesiva segmentación de las enseñanzas que dan una visión incompleta de saberes y del mundo al que se refieren, sin olvidar las condiciones a las que estamos sometidos, tales como; el clima tropical húmedo con una temperatura promedio de 38 grados centígrados, que no favorece la apropiada atención de los educandos durante su jornada escolar, con aulas de clase obsoletas en las que funcionan la doble jornada escolar porque permanecen en un espacio inadecuado, sin ventilación y reducido de acuerdo al número de estudiantes y a sus edades, y construcciones modernas impropias para el normal proceso de aprendizaje; las pésimas condiciones de salubridad, con agua no apta para el consumo humano,  estancamiento de aguas lluvias y la proliferación de mosquitos  transmisores de múltiples enfermedades, sin espacios deportivos adecuados al número de estudiantes, bibliotecas desactualizadas y con una precaria dotación.

 

De esta manera debemos reflexionar sobre el tiempo de la jornada laboral que el profesor dedica a las tareas burocráticas inútiles que gastan la energía que se puede emplear en la preparación de clases, analicemos el tipo de trabajo y rendimiento que habrá logrado el alumno que no ha tenido profesor en el curso o cuando no se ha nombrado el reemplazo del docente faltante. Nos preocupa conocer el proceso jurídico legal de aquellas personas encargadas de administrar los recursos destinados para la Educación de los niños y niñas del Putumayo lo cual interfiere con las transferencias que les corresponde a las instituciones educativas destinados para el transporte escolar, mantenimiento, dotación, materiales y suministros y calidad educativa.

 

En general la comunidad educativa parece interesada en que los escolares queden recluidos cuanto más tiempo mejor en los centros escolares, y se seguirá tratando de identificar la jornada escolar y la jornada laboral del profesor para hacerlas coincidir, pero sin revisar las condiciones económicas, sin intentar realizar negociaciones tendientes a reconocer de manera justa el valor real del trabajo en la institución y en la casa.

 

Entonces es necesario conciliar la vida laboral y la familiar, entendiendo que la escuela tiene otros fines educativos y los padres de familia no deben olvidar que su presencia junto a los hijos es insustituible como educadores y como colaboradores del profesorado no como clientes del sistema educativo al cual solo le reclaman.

 

Se tienen que armonizar los tiempos del aprendizaje de los estudiantes, el tiempo familiar y el tiempo laboral del profesor, reestructurando los contenidos del tiempo y del espacio escolar.

 

La tarea de armonización no la asume la institución en exclusiva a costa del profesorado ni tampoco se tiene que seguir identificando interesadamente la cantidad con la calidad del tiempo, pues el proceso de enseñanza aprendizaje no se mide con el total de 1.320 minutos ni tampoco con la disminución de 5 minutos en cada hora es decir 110 minutos semanales, para necesitar un docente adicional por cada doce docentes de básica  y media sino que es importante entender que el resultado de este proceso es entregar a la sociedad personas capaces, autónomas, críticas y no meros recursos humanos contados como una estadística más,  para que  este encuentre espacios  donde participe activamente de la transformación social y cultural de su región. 

 

Consideramos que el tiempo que se asigna para  el recreo es necesario para educandos y profesores porque es un tiempo que se dedica a la nutrición, a las necesidades fisiológicas, al compartir, porque el ser humano es sociable por naturaleza. Además la convivencia sin violencia es un proceso pedagógico para el cual se los prepara desde el hogar, la primera infancia y la adolescencia,  como parte del proceso de enseñanza aprendizaje. Cambiemos la concepción de que el recreo es un espacio de tiempo en el cual el docente debe convertirse en un ente controlador y vigilante, sino más bien  es un espacio de participación de los diálogos espontáneos e informales con los estudiantes  que vienen a afianzar los lazos socio afectivos de los miembros de la comunidad educativa, y en ningún momento se considera aislado del proceso por lo que se debe considerar inmerso en la formación integral del ser humano.

  

Desde esta perspectiva  concluimos que el tiempo escolar es el compendio de armonizar la unión familiar como núcleo básico de la sociedad para infundir valores, de los cuales el Estado es el garante  de satisfacer las necesidades fundamentales del ser humano en lo relacionado a salud, educación, vivienda, contempladas en la Constitución Política Colombiana; con la vida laboral docente, entendiendo que el fin primordial de la educación es el estudiante en un entorno justo,  democrático, equitativo, participativo y con oportunidades.